«La Graciela»

«La Graciela»

Calixto Raúl Araújo Monroy (Colombia)

El título refiere a un Hato llamado «La Graciela», entre las poblaciones de Aguazul y Maní en el Departamento del Casanare, zona a la que nos desplazamos para conocer la historia y la música. El referente sonoro inicial es la grabación de pájaros e insectos en la parte de monte al amanecer y al atardecer.

Se escuchan cantos de alcaravanes, loros, aves no identificadas e insectos como chicharras. Se trabajó en principio con la aleatoriedad de esos sonidos con una improvisación en el cuatro, cordófono representativo de la zona, y sonidos de sintetizador que se ensamblan al colchón sonoro del paisaje de la zona.

Posteriormente, se ensambla sobre la base ritmo-armónica de la Tonada Llanera interpretada en el «cuatro», sobre la tonalidad de La menor, que se conjuga con un grupo de metales: inicialmente los cornos de manera armónica, la tuba en un canto reiterativo del bajo y una trompeta que sobre las notas Mi-Fa simula un lamento. Se insinúa una melodía en los saxos sobre la cual se superpone un coro mixto ejecutado en el instrumento Mysteria de Native Instruments, con el cual expresamos el dolor de las masacres ocurridas en la zona.

De inmediato se difumina la tonada para dar paso al «Quitapesares» en la misma tonalidad, con una instrumentación basada en el ritmo-armónico del cuatro como elemento cohesor, en la flauta melódica y posteriormente en el fagot, sobre la armonía de los violines es spicatto y las violas en legato, a la cual le contestan en la parte B los cornos.

Se repite el tema en xilófono y marimba con percusión y sforzando de los trombones.

 

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