«El salado»
Calixto Raúl Araújo Monroy (Colombia)
El «bullerengue senta’o» llamado así por su carácter pausado, inicia la obra con la entrada de la gaita un tanto misteriosa acompañada de un redoble en timbales, sobre los que va apareciendo un ritmo acentuado en tambores taiko sobre el que canta la gaita una frase repetida tres veces acentuando su presencia solista.
Posteriormente inicia su despliegue sonoro acompañada por metales en sforzando, marcando un sugerido Am G, mientras unas cuerdas en pizzicato y clarinetes a 2 voces confirman el asomo de tonalidad, para finalizar con una frase repetida imitada por violines y chelos en quintas y finaliza con un redoble de timbales y platillos.
Un solo de gaita crea la incertidumbre hacia la parte 2 que simula el caos de la masacre: el ritmo de los taiko, los metales en forte en A y Bb, los violines sobre semicorcheas y semitonos, la gaita grita y un coro mixto delirante y amorfo semeja el caos de los vivos, los muertos y las almas… redoble y gong final.
El lumbalú es una forma musical que, en el palenque, concebido este como un asentamiento de negros cimarrones, permitía realizar el rito de entierro de sus muertos.
De por sí, este momento trascendental en la vida de una comunidad, implica un sentimiento de dolor que los familiares y los dolientes expresan a través del canto. Esta parte de la composición inicia con dos fragmentos grabados in situ por investigadores colombianos que nos contextualizan tanto en el ritmo como en la masa cantora: el alarido de dolor junto con el texto recitado «ay’io mío» que supone un «Ay Dios mío» y el coro con la percusión nos entronizan en el sentido de la composición.
Tomamos como referencia esta frase del audio original y con base en ella un coro mixto responde al lamento del lumbalú sobre la frase melódica sugerida por los palenqueros. Desarrollamos la idea sobre el Sim, el Em y el Am a la que se superpone una voz de mezzosoprano reafirmando el lamento. Posteriormente se repite la parte coral engrandecida con la percusión rítmica de los timbales y el ostinato de los chelos y bajos en arpegio. Finaliza con el redoble de timbales y el gong