Diego Pombo
Él ha sido un autodidacta con gran talento y un fino sentido del sarcasmo expresado en muchas de sus obras. Su vida artística la inició como músico en 1975, cuando participó en varias bandas locales de salsa, rock y jazz. Sus obras dan cuenta de una intensidad satírica, onírica, erótica y musical. Sus retratos de bandas, esculturales musas y ninfas, locas y locos, músicos, políticos, próceres, vírgenes y putas alimentan todo un panteón de personajes idílicos con los que Pombo juega a crear verdaderos universos teatrales y fantásticos.
Él, que se define como el fresco y amoroso novio póstumo de Jovita Feijoo es reconocido por la serie de retratos realizados en honor de los ilustres locos de la ciudad. No por nada es el gran “loco Guerra” el director de su orquesta, mientras Jovita, siempre musa, lidera desde el piano el toque de la banda. Su obsesión por la locura se debe a la plena convicción de que ese estado mental de desvarío es la única fórmula de oponerse y resistir ante el sistema y la cotidianidad agobiante de una nación triste y cerrada.
La tranquilidad de su rostro y la frescura impresa en su sonrisa son suficientes para entender el carisma y reflejo emocional de cada uno de los personajes de sus cuadros. Uno de los aspectos más interesantes de la obra artística y plástica de Pombo, es que da cuenta de la memoria histórica y cultural de la ciudad y la región, a partir de la reivindicación de íconos e importantes personalidades de la cotidianidad del mundo y la sociedad.
Sin embargo, Diego Pombo no se ha limitado a la creación propia como artista, pues como muchos que incursionan en este medio, ha trabajado en el diseño e ilustración publicitaria de carteles; incluso ha elaborado varias ilustraciones para revistas, magazines, periódicos y libros.
Tomado de Centro Virtual Isaacs