Deriva 360

Deriva 360

Roc Parés

Cataluña (España) – México

En la época de la imagen digital hay que plantearse que es lo que miramos cuando miramos una obra de arte. La creatividad contemporánea es una continua deriva estética en la que diferentes disciplinas confluyen para generar un imaginario colectivo que es el resultado incorpóreo de las diversas maneras de crear en el siglo XXI. Postfotografía, realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial, arte inmaterial y generativo, han forjado unas nuevas epistemologías propias de las herramientas digitales que nos empujan a preguntarnos ¿desde donde percibimos?

Y es en este marco de reflexión que se sitúa Deriva 360, un proyecto artístico de Roc Parés Burguès, una performance audiovisual participativa que acontece en tiempo real y se materializa en el lanzamiento hacia el cielo de un dispositivo móvil que retransmite en directo su viaje, propulsado por un manojo de globos llenos de helio que lo arrastran inexorablemente hacia lo desconocido. El público presente no solo puede participar en las fases de lanzamiento sino seguir en tiempo real, a través de un sistema GPS, el impredecible merodear del curioso artefacto que constituye un brillante ejemplo de tecnología de bajo coste y fácil acceso.

La acción, que tuvo unos significativos antecedentes en el Centro Cultural de España en México, en la Universidad de París o en el MIT de Massachusetts, se prolongará en una instalación audiovisual. Culmina así una acción geopoiesica cuyos hilos narrativos tendrán un marco de tiempo invertido en el que se relata el devenir del viaje del dispositivo móvil a partir de su final, cuando se pierde definitivamente la señal, hasta el comienzo, cuando viene liberado por el artista.

Deriva 360 es una acción poética que apunta al despertar de la consciencia crítica y participativa invitándonos a reflexionar desde donde miramos y desde que perspectiva se mira la realidad y la obra de arte en la era de la imagen inmaterial. Entonces es natural preguntarse ¿qué es lo que vemos en una obra de arte? sin olvidar que nada de lo que vemos es la realidad si no una interpretación de la misma mediada por nuestros sentidos, experiencias y conocimientos y además por el uso de las herramientas tecnológicas empleadas y la relativa distorsión perspectiva de la realidad observada.

Deriva 360 es el relato de un viaje insólito. Una travesía cuyo punto de llegada es una realidad indefinida, una terra infirma que aparece tras un desarrollo audiovisual impredecible entre núcleos urbanos y cartográficos. Desde una perspectiva metafórica Deriva 360 evoca una manifestación de arte generativo, un devenir audiovisual en continua transformación, controlado por fuerzas físicas y narrado desde un ojo electrónico capaz de inmortalizar un entorno canjeante que cobra vida a partir de un flujo de datos, cuya memoria después del acto performativo quedará almacenada en la red.

Además de enraizarse en la tradición de la performance, Deriva 360 plasma una obra de arte inmaterial, que guiña el ojo a lo que en su momento fue el net.art y la relación que planteó con el público. Todo se desencadena a partir de un gesto performativo, un gesto creativo y teatral en relación a si mismo y al público presente con quien establece una relación directa englobándole en la performance audiovisual transformando inexorablemente su estéril papel contemplativo.

Con su pequeño dispositivo móvil que se desplaza a vista de pájaro aislándose de las posibilidades del cuerpo, Deriva 360 apunta a las subjetividades virtuales y remotas que van más allá de la percepción humana y de nuestra interacción con el mundo.

Las subjetividades virtuales y remotas han sido siempre una constante en el trabajo de Roc Parés. A lo largo de más de treinta años sus obras se caracterizan por una dimensión documental que se entremezcla con lo que acontece en tiempo real, alterando las dimensiones temporales y generando una narración existencialista que habla de inmaterialidad y tecnología y del uso que hacemos de ellas como sociedad.

 

“La imagen del mundo no pasa de ser medieval a ser moderna, sino que es el propio hecho de que el mundo pueda convertirse en imagen lo que caracteriza la esencia de la Edad Moderna”.

Martin Heidegger «La época de la imagen del mundo» (1938)

 

Roberta Bosco

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